Historias MilAgrosas
Personas e instituciones, que con simples pero potentes acciones aportamos a la equidad en el campo de Antioquia. Somos todos: productores del campo, distribuidores, consumidores, empresas privadas, públicas y comunitarias, somos medios de comunicación, somos influencers, somos tomadores de decisión conectados por el comercio justo de los alimentos.
Juntos hacemos el movimiento que protege el consumo local de alimentos antioqueños
El MilAgro de manos antioqueñas nos conecta con nuestros campesinos y campesinas.
En esta exposición fotográfica se refleja la magia del campo antioqueño y el poético recorrido de la comida. Una historia que se debe disfrutar para comprender el MilAgro de COMER #AlimentosQueConectan.
“MilAgro de manos antioqueñas” es consumo local de alimentos para lograr el sueño de la integración entre productores y consumidores, entre las ciudades y sus regiones.
Campesinas del norte endulzan toda Antioquia con el Milagro de sus fresas.
Piña para la niña, fresa para… Las fresas de Yarumal además de embellecer el paisaje suavizan como nada el paladar de quien las pruebe. Son el fruto de la integración de productoras emprendedoras que se han empoderado y están conquistado nuevos mercados.
Don Ramón le enseña a su nieto Juan José el MilAgro de la Agricultura.
En algunas tardes de la eterna primavera, don Ramón Guillermo, con gran empatía, le comparte a su nieto como es que se trabaja la tierra para hacer que Juan José también sea un creador del MilAgro de los alimentos, semilla de la complementación entre niños, jóvenes y adultos que añora la ruralidad.
En Urabá encontramos el MilAgro de los patacones para nuestra cocina tradicional.
En el Caribe antioqueño, encontramos la fusión del ingrediente para los patacones y la mujer milagrosa que cultiva y alimenta la familia. El aroma a tierra, a mar y aire, evocan la armonía de la producción agrícola de este territorio pasado por el sabor tropical.
En los piedemontes del Nudo de Paramillo en Córdoba y Antioquia se da la mejor yuca del mundo. Allí, bajo el sol radiante, indígenas, afros y mestizos labran la tierra para descubrir este almidonado MilAgro que acompaña los platos típicos del Urabá costero y el Bajo Cauca ribereño.
El esfuerzo de cada campesino para producir el alimento que llega a nuestra
mesa.
Las eras de cilantro son caminos que conducen al origen y muestran el esfuerzo que hay detrás de cada cultivo. Alimentos que se preparan junto a otros simbolizando que son en sí mismos cooperativos y resilientes. Es necesario valorar el trabajo de los campesinos y campesinas.
Nuestros MilAgros locales nos acercan a la globalidad.
La exportación de productos de manos campesinas enorgullece el país; llegamos a lugares donde el aguacate hace felices a las familias y las acerca con este origen antioqueño y sus ancestros. Hoy el panorama para este rubro y otros rubros como la uchuva, el maracuyá y el limón Tahití representa una oportunidad local más cerca a la globalidad.
Con estas manos se cosecha el MilAgro que alimenta nuestros hogares.
En las manos que sembraron y regaron, sucede el MilAgro extraordinario de la cosecha de tomate, en la memoria se encuentra el esmero de un productor por alimentar los hogares colombianos. En ensalada, en sopas y en fresco, los campesinos y campesinas nos invitan a deleitar el versátil tomate de mesa.
La sonrisa refleja la satisfacción de aportar al MilAgro de la Alimentación.
La piel tersa del limón contrasta con la piel un poco ajada que refleja el paso del tiempo de quien ha entregado su existencia a la agricultura, pero, no solo con arrugas sino también con una sonrisa se expresa la alegría de saber que tus manos aportan al MilAgro de la alimentación.
Así se elige el MilAgro para llevar el sabor y la frescura del campo a tu plato.
¡Los tomates no caen del cielo! Los tomates llevan cerca de seis meses desde la siembra hasta la cosecha, para que don Francisco los tenga en sus manos. Selecciona en su finca los verdes, pintones, rojitos, chiquitos y grandes que en común son tan deliciosos que cada vez que los comas, recordarás el esfuerzo de él, su familia y vecinos por ponerlo en tu plato.
Mujeres liderando procesos cooperativos por “dónde pasa y se transporta el
MilAgro” del alimento.
Ninguno es tan bueno, como todos juntos. Ella es Francia de Apartadó y cree profundamente que la asociatividad es el camino, la solidaridad y la confianza la maravilla que ha tocado las puertas. Se han encontrado en estos espacios territoriales por donde pasa y se transporta el MilAgro. Personas como ella, que creen en los procesos cooperativos, hinchan de alegría al consumidor y de esperanza a la producción agrícola.
Aquí se exhibe el Milagro después de haber recorrido los caminos de nuestra
Antioquia rural.
Cada producto representa y recorre caminos diferentes para llegar del campo a la mesa, pero todos después de pasar por estantes de plazas que los exhiben, tienen un mismo fin: nutrir el cuerpo de quien los consume. Agricultores y negocios por donde pasa y se encuentra el MilAgro están esperando un “buena papa” que hagan posible un comercio justo y eficiente que disminuya pérdidas y desperdicios.
El olor que se elava del trapiche donde se cocina lentamente el MilAgro de
la panela, nos transporta a los más dulces recuerdos.
El vapor de la hornilla de la caña de azúcar, se traslada hasta la taza de aguapanela que evoca dulces memorias. Allí, burbujea el dulce para convertirse en panela y dar dulzura a los hogares que conservan la tradición gastronómica antioqueña del aguapanela o la limonada, perfecta combinación para los días calurosos.
Territorios conectados por la identidad, cada una con sus atributos destacan
la diferencia que nos une.
La mágica Antioquia, la que envuelve, inspira, aspira, enamora; conquista con sus verdes, azules y amarillos los pueblos que nos une. La morcilla paisa no solo está rellena de sangre y amor, también de la cebolla de Oriente, el arroz del Bajo Cauca, su majestad el cerdo que proviene del Norte, el toque de limón del Suroeste, el aguapanela del Occidente y el plátano del Urabá que acompañan.
El comercio justo nace desde el corazón de nuestras ciudades. Nosotros
tenemos en nuestras manos el Milagro que nos conecta con la ruralidad.